El Gato ve al Ladeado

a J. J. S

El Gato ve al Ladeado,
para darle coraje
cierra los ojos y respira lento,
la pela con lentitud y cuidado.
El Ladeado se decide por fin
y se la lleva a la boca.

Pero es demasido gorda
y emite, porque está viva,
algo, un fluido,
que permite, incluso sin haberla visto,
saber que está ahí.
Una corriente
va emergiendo,
gradual,
como con sacudones levísimos,
discontínuos. Las paredes blancas.

En la cara del Gato
se abre camino una sonrisa perpleja,
maravillada.

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