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Mostrando entradas de julio, 2014
En el tiempo y no con él, las cosas se comprenden y se aceptan. Nada se cambia. Las decisiones, las prácticas son otras;        las cosas siguen ahí, acá o allá. Pasado, presente, futuro.
Nado bajo las férreas gotas de tu olvido. Eres, has sido y serás, la muda alegría de los ojos que, nítidos, observan el fuego y evocan el precioso eco de los dispares otoños de la historia. Sabes, como supieron los incautos, que la densidad de esta oscuridad matinal perseguirá tus recuerdos hasta despojarlos del abrigo del tiempo. Nado, ya las palabras no se deciden, lento bajo las férreas naves de tu olvido.
Los trenes golpean el espeso barro de tus ojos, las carnes agobiadas del ayer, hoy son de otros y nadie canta el estribillo de tus sueños. "Nadie", sujeto absurdo. Nadie golpea las teclas al leer, no es otro el estéril devorado por el tiempo, jamás el amor se demostró tan lleno de polvo.