Esos pixels mostraban tu nombre,
tu pies descalzos sobre la arena,
tu piernas, no tan largas, pero hermosas,
el lunar sobre tu boca,
tus ojeras cada vez más notorias,
tu sonrisa desganada,
tu nariz hinchada,
tus ojitos,
y me aseguraban
que nunca vas a ser

una imagen inocua.

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